Recibió a la Caja de la Vivienda Popular en su nueva casa que le entregó la Alcaldía de Bogotá tras entregar su predio ubicado en zona de alto riesgo en la ocupación indebida de Caracolí, Ciudad Bolívar. Él fue un líder opositor que se convenció, creyó y le cumplió el Distrito.

Su rostro es otro. Alejandro Robles se ve feliz en la casa que compró con el instrumento financiero que le entregó la Alcaldía de Bogotá, a través de la Caja de Vivienda Popular a cambio de entregar su predio, ubicado en la ocupación indebida de Caracolí, Ciudad Bolívar.

Allí, desde el balcón de su nuevo hogar, ubicado en el sector Juan Pablo II, barrio Compartir, localidad de Ciudad Bolívar, confiesa la felicidad y tranquilidad que siente porque él y su familia duermen en un lugar seguro.

“Es cálido, tiene paredes firmes, piso en concreto. Es otra vida”, resume Robles, quien llegó hasta la zona de ladera de Caracolí y sin importar el riesgo, la humedad y los problemas de salubridad, invadió.

Lo hizo el 15 de septiembre de 2014 y detrás de él llegaron más y más familias a la zona, es decir, lideró parte de la ocupación indebida, como reconoce. “Conformamos una OPV y a través de ella logramos vivir varios años en Caracolí”.

Él, inicialmente, cuando la Caja de la Vivienda Popular llegó hasta la zona y habló por primera vez de un proceso de reubicación que buscaba exclusivamente salvaguardar la vida de las familias de la zona, se opuso porque no creía en la Alcaldía.

Sin embargo, cambió de opinión. Se convenció porque observó cómo sus vecinos entregaban sus predios al Distrito y a cambio recibían un instrumento financiero de 70 salarios mínimos legales mensuales vigentes, y otros escogieron vivienda nueva en uno de los proyectos de la CVP.

Ante esto, como líder, se postuló, entregó sus documentos y también fue favorecido. Alejandro Robles hace parte de las 526 familias de estratos 1 y 2 que salieron de la zona considerada en alto riesgo y hoy tienen asegurado un patrimonio.

Él, con su dinero entregado por la CVP, compró su nueva casa, con un frente amplio, ventanas grandes, terraza, un amplio espacio para seguir construyendo, un lugar digno desde donde les pide a sus vecinos que se acerquen hasta la Alcaldía de Bogotá y no duden en postularse y convertirse en beneficiarios.

“A mí me cumplieron y miren: entregué mi predio y ahora tengo casa propia, es digna, legal, segura”, expresa con su rostro emocionado, el mismo con el que invita al alcalde Enrique Peñalosa a que lo visite, recorra su nuevo hogar, y se deleite con un buen pescado. “Lo tiene más que merecido el señor Alcalde. Mi vida hoy es otra”.