Rosalba Mora vivía en un rancho de latas, de escasas tejas y un par de tablas. En el día -narra- era víctima de los animales (roedores, especialmente). Y en las noches, la lluvia ingresaba por su piso roto y la inundaba. Sus colchones, enseres y demás pertenencias terminaban ‘ahogadas’.

Sin embargo, su verdadero riesgo lo generaban lo que ella llama dos grandes enemigos: un caño de agua negra que cruzaba a escasos metros de su residencia y que expulsaba agua hasta los corredores de la sala de su casa y un deslizamiento de tierra que se observaba desde el patio de la residencia.

Rosalba vivió en zona de alto riesgo más de 10 años. La Caja de la Vivienda Popular, a través del programa de Reasentamientos Humanos, le cristalizó sus sueños: la visitó, la entrevistó, le recibió su solicitud de reubicación y le pagó durante varios meses un arriendo en una casa temporal, mientras recibía su vivienda definitiva.

Y fue en Ventanas de Usminia, en la localidad de Usme, donde a Rosalba Mora le entregaron su apartamento. Está ubicado en un tercer piso, tiene dos cuartos, cocina, baño, sala, comedor y un ventanal desde donde se divisa algunos de los cerros de la capital.

“Es un lugar cómodo, muy lindo, cabemos todos los integrantes de mi familia y es mucho más caliente que donde vivía. Allá era frío, inseguro, miedoso”, resume Mora, quien no para de agradecer la labor de la CVP.

“La Caja no me ha dejado sola. Me están prestando mucho acompañamiento. Siempre han estado a mi lado, los funcionarios me llaman, me preguntan cómo estoy, cómo me siento. Eso es importante. Yo me siento respaldada”, concluye.