En Colombia, las consecuencias del conflicto armado han dejado profundas cicatrices en la memoria de la población. Más de ocho millones de víctimas se han visto obligadas a abandonar sus hogares.
A pesar de las secuelas que dejó la violencia, hoy muchas historias de vida reflejan un renacer un nuevo comienzo que surge desde los sectores más humildes de Bogotá, donde la consigna es luchar por un territorio seguro, con la esperanza de asegurar un futuro digno para sus familias.
Por: Giovanny Efraín Mora López
A pesar de la ocupación informal y la improvisación de sus viviendas, estos asentamientos se han transformado en espacios de vida para una población que ha construido sus sueños como su proyecto de vida. Se han convertido en refugios que, durante décadas, sus habitantes han levantado con esfuerzo y fe, con la esperanza de que algún día sean legalizados.

Aunque las carencias y dificultades diarias persisten, sus comunidades no se rinden. Día tras día, luchan por el reconocimiento de lo que ya han construido con esfuerzo, Porque para ellos, su hábitat no es solo una tierra ocupada es su hogar, su sueño, el símbolo de una vida que resiste, lucha y persiste.
José Martín llegó a Ciudad Bolívar a los 12 años junto a su madre, huyendo de la violencia. Cuenta que, en aquel entonces, el barrio El Paraíso era un territorio desolado. Con el tiempo, fue creciendo, y las personas comenzaron a construir sus hogares, a pesar de que no contaban con vías ni servicios básicos. Pero, así como José la comunidad unida empezaron a construir su barrio levantaron sus casas con materiales desechables, en busca de una oportunidad y un nuevo comienzo.
Hoy, con 44 años, José cuenta que el sector está más poblado y bonito con buenas vías y transporte público y servicios básicos, caminando por los sectores de su localidad recuerda con nostalgia aquellas épocas duras, pero con la consigna de mirar hacia adelante, asegura que el reconocimiento del sector de su localidad cuenta con el apoyo de la Curaduría Pública Social para la legalización de sus predios, defendiendo la legitimidad de aquellos terrenos que guardan las anécdotas de las memorias de las familias por décadas, que han construido sus vidas.
Los testimonios de las personas que han levantado sus hogares improvisados en un contexto de estigmatización, frente a procesos que obligan al desalojo voluntario, pero que no ofrecen alternativas para acceder a un hogar cálido y seguro, especialmente para sus hijos.
Estas poblaciones buscan el restablecimiento de sus derechos y la legalización de los terrenos que construyeron sus hogares. La curaduría pública social invita a la comunidad a participar activamente en proyectos orientados al bienestar general, con el fin de promover la tranquilidad y fortalecer un entorno familiar.
La Ruta de Reconocimiento continúa avanzando en los territorios, orientando a miles de familias en el proceso de legalización de sus predios, como parte de los planes de desarrollo social y urbanístico. Esta iniciativa contribuye significativamente a la reducción de las inequidades existentes, impulsando al desarrollo urbanístico e inclusive al tiempo que brinda bienestar emocional a sus habitantes y transforman sus vidas.
La Curaduría Pública Social invita a toda la comunidad a participar en las diferentes jornadas lideradas por la Caja de la Vivienda Popular, cuya información se encuentra disponible a través de sus redes sociales oficiales y su portal web.
Conozca toda la información sobre la Curaduría Pública Social en: https://curaduriapublicasocial.cvp.gov.co/